Tres décadas antes del siglo XX, los diamantes solo se veían en las manos de monarcas, era poco habitual su uso, inclusive por gente con mucho dinero, pues solían lucir otras gemas preciosas o semipreciosas.
Pero esto cambió después que fue descubierto un gran yacimiento de diamantes en Kimberly, Sudáfrica.
Fue tan grande la explotación y comercialización, que el precio del diamante se redujo, así como también el valor de las inversiones realizadas por los capitalistas. Pero en 1888, Rhodes Cecil, empresario británico, fundó la DeBeers diamond con la que controló casi toda la oferta mundial del diamante.
Glosario del contenido del artículo:
- Control Monopólico del Diamante
- Nuevos Descubrimientos de Diamantes – Nuevas Estrategias
- La Publicidad para el Diamante
- La Percepción del Valor de los Diamantes ¿Se puede Vender?
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Este empresario fue tan poderoso que una parte del continente africano se conocía con el nombre de Rodhesia; actualmente ocupado por dos países, Zambia y Zimbague.
Cecil Rhodes, junto a su empresa DeBeers, podía vender los diamantes al precio que creyera conveniente y estuvo trabajando todo el siglo XX, no solo en la oferta, sino en la demanda.
La empresa distribuía sus diamantes, diez veces al año, a compradores muy selectos en Londres, a través de la Central Selling Organization(SCO).
El grupo selecto de compradores revendía los diamantes en Nueva York, Tel-Aviv o Amberes.
Control Monopólico del Diamante
En el interior de la tierra, la presencia de diamantes es bastante atractiva y valiosa, por lo que su explotación colocaría en el mercado una gran cantidad de ellos y la consecuente disminución de su precio. Ese es el riesgo que corría DeBeers.
A principios del siglo XX, en Sudáfrica se descubre una mina de diamantes de tal magnitud, que su equivalente abarcaba a todas las minas que controlaba DeBeers. Los dueños de esa gran mina no estuvieron de acuerdo con unirse a DeBeers, pero todo cambió unos años después.
En 1957, otras minas se descubrieron en Siberia, aunque los diamantes eran más pequeños, podrían haber determinado una baja de precio; no obstante, DeBeers se ingenió un acuerdo con los comunistas de la Unión Soviética para comprarles todo el diamante y hacerlos participar en el cartel del negocio.
En la década del 70 del siglo pasado, Israel utilizó sus diamantes como garantía de préstamo ya que sufría una hiperinflación; muchos comerciantes acumularon diamantes para revenderlos luego, lo que ocasionó un alza en su valor.
Esto preocupó a DeBeers, ya que, ocasionalmente, la reventa podía bajar el precio del diamante.
DeBeers puso en práctica algunas estrategias para expulsar a los israelitas del sindicato de diamantes y para proteger su monopolio, no era la primera vez que recompraba grandes cantidades de diamantes para controlar los precios en alza.
Nuevos Descubrimientos de Diamantes – Nuevas Estrategias
En Australia se descubrieron otros depósitos de diamantes en los años 90, pero estos eran coloreados y se vendieron muy bien sin entrar en conflicto con DeBeers, pero esta inundó el mercado con diamantes de este tipo.
En esta misma década, se encontraron yacimientos en Canadá y DeBeers vuelve a copar el mercado con diamantes y llega a acuerdos con la empresa Broken Hill Propietary para que vendiera sus diamantes a través de su CSO.
DeBeers ha llegado a controlar el 90% de la producción de diamantes a nivel mundial, de igual forma controló el precio en el mercado; sin embargo, en la actualidad existen nuevos competidores que controlan el 40% del mercado.
Estos nuevos competidores provienen de Australia, Rusia o Canadá y se niegan a pasar por las manos de DeBeers.
La Publicidad para el Diamante
El slogan del siglo XX fue “un diamante es para siempre” y fue elegido porque su sencillez es perfecta. Esta estrategia fue de DeBeers y le sirvió para elevar sus ventas, ya que los compradores no se sintieron tentados de venderlos, sino de resguardarlos.
El diamante como joya, en la década del 30 del siglo pasado, alcanzó relevancia gracias a la estrategia publicitaria de la agencia N.W.Ayer, con la que el mercado de los anillos dejó de estar en declive.
La prensa mantenía informado sobre la talla, color y tamaño de los diamantes que se regalaba entre sí la realeza, los actores de Hollywood, las personalidades de la política y otros.
El anuncio “Un Diamante es Para Siempre” estaba presente en todas partes e incluso estaban firmados por DeBeers.
La publicidad llegó a comparar los diamantes con obras de arte, también se usaron, a modo de préstamo en las famosas carreras de caballo del Derby de Kentucky y en la entrega de los premios Oscars. Con esta estrategia las ventas se elevaron a más de 50%.
Otra estrategia de DeBeers resultó del acuerdo con la Unión Soviética, al reducir el tamaño de los diamantes, pudo publicitar de “un quilate a un cuarto de quilate” para la venta, se inventó también el “anillo de la eternidad”, compuesto de varios diamantes pequeños.
En la década de los 80, como si fuera una regla inamovible, se publicitaba que un hombre debía gastar dos meses de su sueldo en la compra del anillo de su prometida.
Ahora, la publicidad se dirige a mujeres solteras o casadas promoviendo la compra del diamante por ellas mismas.
La Percepción del Valor de los Diamantes ¿Se puede Vender?
¿Realmente los diamantes son valiosos? o su valor está determinado por la escasez. No obstante, algunos expertos señalan que hay muchísimo diamante debajo de la corteza terrestre.
En la década de los 70, una investigación realizada por consumidores de Londres arrojó que, tras una fortísima inflación, la venta de un diamante dio solo un 3% de retorno al comprador, después de tenerlo guardado por varios años.
Por una fracción de lo pagado, aceptó un vendedor la compra de un diamante de 1,42 quilates. El diamante fue ofrecido a 20 vendedores. Esto fue informado por la asociación de consumidores holandesa.
Una señora adinerada quiso vender un collar de diamantes comprado en Tiffany por $100.000 a la misma tienda; pero esta le respondió que no podían comprar mercancía que vendían y le sugirieron venderlo en otra joyería.
Tras media docena de intentos sin éxito en la Quinta Avenida, optó por quedárselo porque todas declinaron al conocer el precio.
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